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Estaciones de servicio de Tarragona incorporan lavadoras públicas

Permiten hacer la colada y secar la ropa en poco más de 40 minutos
Los usuarios destacan la comodidad del servicio y muchos aprovechan la espera para hacer la compra, conocer gente o convertir el sitio en punto de encuentro

Es la típica imagen de película americana pero sin tramas vertiginosas o chicos desnudos cómo el de aquél anuncio en qué un mozo de buen ver se quitaba la ropa mientras hacía la colada. Repostar, comprar y lavar la ropa ya es posible en menos de 40 minutos, por lo menos así lo han comprobado algunos de los usuarios del servicio de lavandería que algunas estaciones de servicio de la demarcación de Tarragona han puesto en marcha en los últimos meses. Las hay en Cambrils, Altafulla y Calafell, estas dos últimas gestionadas directamente por Repsol a través del proyecto Lavomatic, que cuenta con 12 módulos más de lavandería repartidos por la geografía española.

Ahora bien, hay otras compañías y estaciones de servicio que se han sumado a la iniciativa viendo que su popularidad va en aumento. Los usuarios destacan las ventajas de tirar de lavadoras públicas de autoservicio. Andrés, un joven camionero que suele cubrir trayectos por la zona, dice que la idea le parece fantástica. “Es lo más cómodo que he encontrado para poder lavar la ropa mientras hago un descanso, ya que muchas veces estoy días y días sin poder pasar por casa”, explica. Aún es difícil ver a más de dos personas haciendo la colada a la vez pero de tanto en tanto van apareciendo personas que entran al barracón cargando con el cesto de ropa sucia. Entablar conversación es de lo más habitual, especialmente entre aquellos que van con mayor frecuencia.

Otra de las usuarias es Rosa, vecina de Cambrils que aprovecha las lavadoras de gran capacidad para lavar las prendas que, en casa, le resulta imposible. “No vengo mucho pero siempre que lo hago es para traer los edredones, colchas, fundas de sofá u otras piezas que en la máquina de casa no caben”, dice. Y es que en cada módulo, de 16 metros cuadrados, hay cinco lavadoras: tres de ocho kilos y dos de 14. Utilizar las primeras cuesta 4,5 euros y, en el caso de las segundas, 7,5 euros. Pero es que, además, disponen de secadoras, de manera que muchos de los usuarios llegan a casa con la ropa limpia, seca y bien doblada, aquellos que dedican más tiempo. “Me gasto menos que en casa y encima puedes conversar con la gente”, reconoce otra de las habituales del servicio que no quiere revelar su nombre.
En el caso de Calafell -se encuentra al lado de los cines- hay gente como Albert, que acude de manera más o menos regular a la estación de servicio, pone la lavadora y se va a hacer la compra al supermercado que hay al lado mismo. “La verdad que es muy cómodo porque en menos de tres cuartos de hora lo has hecho todo y te vuelves a casa con la ropa limpia y seca”, explica.

La moda americana se extiende, y con todos sus ingredientes: en el barracón de las lavadoras suena música animada a un cierto volumen y las revistas de la prensa del corazón son indispensables para que el tiempo de espera, que no es mucho, pase aún más rápido.

Fuente: La Vanguardia