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Los hongos destruyen los documentos históricos

No solo España, sino también muchos de los países latinoamericanos, disponen además de su correspondiente biblioteca nacional, de archivos históricos de diversa naturaleza que por su antigüedad almacenan la esencia cultural en soportes físicos.

La contaminación fúngica constituye su principal problema, pues muchos de ellos presentan manchas. Y los estudios de sus estructuras morfológicas permitieron concluir que se trata de contaminaciones fúngicas.

Se trata de mohos filamentosos de los siguientes géneros: Penicillium spp, Aspergillus spp, Cladosporium spp y Rhizopus spp. También se encontraron el pulgón propio que desarrolla el papel.

También se ha podido constatar que este pulgón se desarrolla con más facilidad en aquellos documentos fabricados partiendo del lino. Esta fibra vegetal se utilizaba frecuentemente en la antigüedad para fabricar papel. Las escaseces de este material forzó la búsqueda de nuevas formas de producir papel a partir de nuevas materias primas como la pulpa o la pasta de celulosa, providente de la madera de los arboles.

Esta fibra de celulosa empezó a ser tratada unas décadas más tarde con ácido sulfúrico y ácido acético e incluso con ácidos clorados para el blanqueamiento. La temperatura, la humedad y la luz son elementos ante los cuales estos ácidos reaccionan generando el amarilleamiento de las hojas del papel y otros efectos biológicos, como la formación de hongos, bacterias e infestaciones de insectos.

Se han estudiado diversas posibilidades para corregir estos problemas y preservar el valor de dichos archivos. La mejor solución a sido la concentración regulada de ozono que permita la eliminación tanto de los problemas de hongos como el pulgón e insectos en general, sin que dichas concentraciones lleguen a afectar la tinta de dichos documentos o libros históricos.